El mundo, tal y como lo conocemos hoy, es inexplicable sin la influencia del cristianismo y del movimiento socialista. De un lado, Jesús de Nazaret es el hombre más influyente de todos los tiempos y no hay rincón de este planeta al que no hayan llegado sus enseñanzas. Por otra parte, el socialismo (en especial el marxista) ha sido pieza clave de transformación social y su crítica al capitalismo ha conformado las bases de la izquierda política. Prueba de todo esto es que los dos libros más influyentes de la Historia no son otros que "La Biblia" y "El Manifiesto Comunista". Sus hojas han sido impresas en millones de ejemplares, sus páginas leídas en los siete continentes y sus ideas aplicadas e interpretadas por todos los gobiernos. A menudo pensamos que la Religión es el punto extremo de los valores conservadores, individualistas y reaccionarios y que el Comunismo es el opuesto extremo al ser la máxima expresión de los valores revolucionarios, colectivistas y progresistas. Pero sin embargo, esto no siempre fue así, a lo mejor de hecho nunca debería haber sido así.
Las utopías renacentistas religiosas tuvieron como precedente la obra de Platón en la que se inspiraron al creer en un mundo más justo, muchas de ellas apostaron por la eliminación de la propiedad privada. Las utopías, como concepto teórico, tienen dos características principales: describen un lugar fuera del mundo real (u-topia) y este es una sociedad cerrada, inmóvil y sin contacto ni necesario ni involuntario con el exterior. En lugar de hablar de problemas concretos, como hizo por ejemplo Maquiavelo con su realismo político durante la época, imaginan mundos completos “hechos de cero” y perfectos. El primer gran utopista del Renacimiento fue Tomás Moro (político, teólogo, escritor,...) que dió su vida por sus ideas al rechazar sumarse a la Iglesia Anglicana de Enrique VIII. Tomás Moro es considerado por muchos, el primer orígen auténtico del ideal comunista, él imaginaba que abolir la propiedad privada recuperaría la justicia de las primeras comunidades cristianas. Otro gran ideólogo fue Tomas Campanella que propuso una sociedad sin clases sociales ni propiedad privada. En ella, existiría un comunismo donde los hombres serían libres de la explotación y el lucro, todo ello gobernado por una estructura teocrática. Finalmente también podríamos destacar la labor de Francis Bacon, protagonista del desarrollo del método científico que cargó contra la influencia de los filósofos de la antigua Grecia y apostó por un mundo en el que el libre desarrollo de la ciencia trajera la prosperidad.
Todos estos autores nos recuerdan a ideas identificables del pensamiento comunista/socialista/anarquista y sin embargo, desarrollaron todas sus teorías desde lo que ellos creían que era el verdadero cristianismo original. Hoy en día, gracias a la aportación de Marx, la religión y el movimiento socialista se encuentran en las antípodas pero… ¿Acaso cristianismo y comunismo no son compatibles? ¿Jesús de Nazaret fue el primer comunista? ¿El ideal de Dios nos puede conducir a un mundo mejor? Cuantos comunistas y cristianos se consideran enemigos, cuando en realidad se parecen mucho más de lo que creen ¿Realmente nos hemos parado a pensar en por lo que lucha cada uno? En último lugar, animaría a los lectores creyentes y ateos que reflexionasen sobre el significado del cristianismo ¿El Cristianismo es la Iglesia Católica?¿El Cristianismo es la reacción y el odio?¿El Cristianismo es la extrema derecha? El Cristianismo, se relacione o no con la existencia de Dios, es nada más y nada menos que seguir las enseñanzas de Cristo, como hombre corriente que fue, al igual que tú y que yo.
Puede ser, tan solo puede ser, que cristianos y socialistas queramos una misma cosa: un mundo más justo, un mundo entre iguales.